miércoles, 13 de abril de 2011

Una Salvavidas con Espíritu Competidor


El "buen viento y buena mar" la mantienen viva..
Julia Ledesma Obeso









Esta mujer de 85 años es un verdader ejemplo de vitalidad para las nuevas generaciones. Se dedica a la natación y a salvar la vida de quienes no encuentran soluciones médicas a sus padecimientos.

Con un deprimente estado de hipertensión, diabetes, desnutrición, nerviosismo y artritis, y acompañada de un bastón, la señora Julia Ledesma Obeso se sentó en una piedra de la bahía de Santa Marta a observar los ejercicios que hacían varios niños, jóvenes y adultos.  
La alegría de esas personas fue el principal motivo para que ella, en sus precarias condiciones de movilidad, se acercara al entrenador y le dijera “quiero nadar”.
Él, emocionado y sorprendido a la vez, le dijo que “el mar era suyo” y que el equipo que estaba entrenando la acompañaría en su deseo de estar en contacto con el mar. 
Al verla nadar, todos se miraron con sorpresa porque la señora que llegó con el bastón no parecía ser la misma que nadaba de esa forma tan impecable. “Su contacto con el mar fue místico”, dijeron los espectadores.
Al salir de la playa, los deportistas no pudieron evitar aplaudirle por haber nadado 300 metros en la bahía sin ningún tipo de contratiempos.
Las palabras del entrenador Dagoberto Vargas Palacio fueron quizás las más cortas, pero las más expresivas, le dijo: ¡Vieja me gustas… te espero mañana!.
Luego de esas emotivas felicitaciones, Ledesma Obeso se sonrojó y después de unos minutos de silencio expresó su deseo de recuperar todo el tiempo perdido desde que su esposo falleció y su hija de crianza decidió hacer su vida al lado de su madre biológica.
Ya han transcurrido tres años desde que doña Julia entró a ser parte del programa de Prevención y Control de Enfermedades Crónicas y Degenerativas.
“Cuando la señora Julia llegó por primera vez al grupo presentaba un cuadro crítico en su sistema de salud y aquí logramos mejorar su presión arterial, balancear su alimentación y cuando menos lo creímos, dejó de usar el bastón”.
De ahí en adelante la práctica del nado, los ejercicios, las terapias pasivas, las integraciones, las reflexiones e historias de vida, lograron que doña Julia levantara su ánimo y dejara de sentirse sola, hasta el punto de ser una de las salvavidas más destacadas por su espíritu competidor.
Esta mujer tiene 85 años de edad, nació en Aracataca, es viuda, nunca pudo engendrar un hijo pero crió a todos sus sobrinos, vive sola en una casa ubicada en la calle 3 con carrera 15 en el barrio Pescaíto, frente al parque 20 de Julio, se sostiene con un subsidio de $70.000 que le regala la Alcaldía Distrital por estar en el programa del adulto mayor y su mayor deseo es estudiar medicina antes de morir.


Desde que entró al programa, compactó su experiencia con la vitalidad juvenildel resto del grupo, encontró en su interior la fuerza para vivir y comprendió que las cosas mas pequeñas suman grandes logros.

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